19 de mayo de 2009

mayo no podría dar para más

Hacia semanas, largas semanas que no conseguía acercarme al blog... en detrimento suyo he ido manteniendo mi actividad internauta por otros lados: facebook, livejournal básicamente.
Las cosas no han variado, se han desplazado en horizontal y en vertical, incluso según la oscuridad de los días: en diagonal.

Me he pasado dos semanas pegada al correo esperando respuestas. Y hoy por fin me ha llegado una... menos mal, hasta esta misma tarde mi única salida en un futuro inmediato era la charla informativa de la Escuela de Protocolo en junio. Ahora ya tengo otro visto bueno y en cuanto pueda me pondré en contacto con mi facultad para confirmar que me puedo matricular sin temer lo más temibles y es que no sea compatible. Así que por una vez en varios meses consigo sonreirle al viento que siempre me viene de cara, despeinándome.

Ahora mismo escribo desde mi portátil y se me hace raro teclear... siempre me pasa lo mismo. Me cuesta tanto acostumbrarme a los nuevos teclados como dormir en camas ajenas.

Estoy leyéndome Los Dukay de Lajos Zilahy, me han entrado ganas de escribir sobre Juan Hwang y creo que acabaré haciéndolo.

Y visto que solo hago párrafos de dos líneas prosigo con la anécdota extraña-feliz del mes de Mayo: Ayer cuando volvía a la oficina después de comer me senté al lado de una chica que si la vierais en mitad de la nada pensaríais demasiadas cosas y pocas estarían relacionadas con las principales "cosas" importantes de la vida, y os dejaríais llevar por la insensatez de prejuzgarla como lo hice la primera vez que la vi (acostumbro a compartir autobús con ella) y seamos sinceros (con la sorna) sigo haciéndolo porque cada vez que la veo me viene a la cabeza Xena y la Teniente Rippley. Pues bien, la chica en cuestión mientras yo iba leyéndome las aventuras de Kristina y el Rey (Los Dukay me remito) ella se entretenía trasteando con su mv, hasta que me dí cuenta entre semáforos que estaba calibrando el ángulo para sacar una fotografía... para fotografiarme a mi.

Probablemente no debería hacerme sentir tan liviana, que me frían a fotos con un mv de última generación... pero estoy tan apedazada que no me importar terminar en un fotolog cualquiera.

Volvemos a los mini párrafos de dos líneas.
El resto se va sucediendo con la misma intranquila cadencia de siempre, me tiemblan de vez en cuando las manos mientras sostengo los fajos de documentos me tengo desordenados, comiéndose las superficie de la mesa del trabajo; me parece que tengo un pie más y que por eso me voy tropezando siempre... y hasta cierto punto... el equilibrio lo encuentro en las pausas que se reivindican solitas entre las comidas y los estallitos de gritos y entre las cejas.

Me niego a acabar la entrada
pero se acaba


EDITO: me afecta demasiado no hablar con nadie, no verme capaz de construir una entrada en el blog de una forma coherente. Tanto de lo que quiero hablar... que en el último minuto desmonto mi plan inicial porque solo quiere decir que me duelen las heridas y no cómo ni quién me las he hecho...
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